Alcanzar el éxito en el deporte es la cima para muchos deportistas que durante años han dedicado su vida a alcanzar sus objetivos mediante esfuerzo, talento y disciplina. Pero, durante años hemos comprobado que mantenerse en la cima es mucho mas difícil que llegar.
En la historia del deporte hemos visto como muchos deportistas que lo tenían absolutamente todo-dinero, fama, prestigio- han acabado en la ruina tanto personal como económica. Y es que a estas situaciones se llega cuando se empiezan a hacer gastos innecesarios, cuando te rodeas de gente que busca su bien antes que el tuyo y acaban destruyendo carreras profesionales, pero lo mas importante, acaban destruyendo personas.
El mundo del deporte ya ha demostrado que puede volverse en una trampa para aquellos que no estén preparados para manejar la fama, presión y las tentaciones que conlleva llegar a la élite.
Uno de los casos más conocidos por los aficionados del deporte es el de Mike Tyson. Con 20 años, se convirtió en el campeón mundial del peso pesado más joven de la historia, generando más de 300 millones de dólores durante toda su carrera. A pesar de haber escrito su nombre en los libros de historia, en el año 2003 tuvo que declararse en bancarrota. Su caída estuvo marcada por adicciones, excesos, malas compañías y una vida personal caótica, donde no supo manejar lo que conllevaba la fama.
Años después, Tyson reconoció que no supo manejar el éxito ni las “amistades”, se rodeó de personas que aprovecharon su vulnerabilidad y empezó a gastar en lujos innecesarios, como coches, joyas, fiestas y hasta llegó a tener tigres como mascotas.
Otro caso muy conocido es el de una estrella de la NBA en los años 90, Vin Baker. La estrella estadounidense ganó alrededor de unos 100 millones, pero sus problemas con las inversiones y con el alcoholismo, provocaron que se declarara en bancarrota tras su retirada. Unos años mas tarde, se le pudo ver en una cafetería de Starbucks intentando reconstruir su vida.
Baker supo entender sus fallos y comenzó un aprendizaje que le ha llevado a dar charlas a jóvenes, donde les enseña los riesgos que tiene no saber gestionar la fama.
Es imposible acabar este artículo, sin mencionar a Diego Armando Maradona. El delantero argentino, considerado por muchos el mejor futbolista de la historia, es el ejemplo más claro de lo que ocurre cuando tanto talent no encuentra límites. Maradona eligió vivir una vida marcada de escándalos, adicciones y malas compañías que le animaron a fundir toda su fortuna en fiestas, drogas y caprichos innecesarios. Lo peor de todo llegó cuando su entorno empezó a beneficiarse de la caía de un jugador, que acabo destruyéndose él mismo.
Pero, ¿qué lleva a estos deportistas a la ruina?
Un estudio de Sports Illustrated, anuncio que el 60% de los jugadores de la NBA tienen problemas financieros a los 5 años después de retirarse, y es que, en la NFL es más grave aún donde el 78% de los jugadores se encuentran en quiebra a los años de retirarse. Una estadística alarmante que nos hace reflexionar sobre como se debe gestionar la fama.
En la sociedad actual hemos generalizado que alcanzar grandes cifras de dinero te otorga una estabilidad, pero cuando tienes 20 años y tu cuenta corriente se llena de dinero, sin una preparación adecuada y sin un entorno consciente de lo que te estas jugando, es como darle un Fórmula 1 a una persona que apenas sabe andar en bicicleta: deslumbra la velocidad, pero el accidente es inevitable.
Muchos de los deportistas que alcanzan la fama vienen de situaciones de vulnerabilidad económica y, de repente, se ven con una gran cantidad de dinero en poco tiempo. Sin una educación que te permita saber lo que es bueno o malo y una guía que te ayude a tomar decisiones, porque los deportistas entrenan para ganar, no para tomar decisiones sobre su vida, el dinero se acaba convirtiendo en una carga. Un buen entorno es necesario e imprescindible para saber llevar, y convivir con una situación impensable para la mayoría de las personas.
El miedo al fracaso, las críticas, las lesiones y la exigencia permanente son factores que han llevado a deportistas a entrar en un mundo de adicciones y fiestas, donde han acabado autodestruyéndose.
Pero la mayoría acaban en la ruina, cuando se retiran. Se ven retirados a los 35 años, muchos de ellos sin estudios, sin un entorno que te apoye, llegando a preguntarse quienes son fuera del deporte. Dejar la competencia diaria puede llegar a ser peor que una lesión, y ese vacío que se acaba generando les acaba llevando a una caída inevitable. La falta de estímulos y el reconocimiento diario de la sociedad, acaba por hacerles sentir que han sido meras marionetas y que se encuentran solos. Por ese motivo, es importante crear un buen núcleo familiar, que te apoye en esos momentos, y un grupo de compañeros/amigos que siempre estén a tu lado.
Con este artículo no pienso condenar el dinero y la fama sino demostrar que el éxito real es construir una vida saludable y sostenible fuera del deporte y para ello hacen falta cambios.
Todos los clubes, federaciones y ligas deberían incluir una serie de cursos obligatorios para todos los deportistas donde se les eduque financieramente, por que es imperdonable que a las alturas en las que nos encontramos, aun haya deportistas que ganan millones de euros y no saben cómo funcionan los contratos. Además, de añadir apoyo psicológico.
Habría que trabajar también con los entornos de los deportistas. Familiares, amigos y representantes deben ser parte de la solución y no del problema. Todos los deportistas necesitan rodearse de personas que no le digan “sí” a todo, necesitan ser protegidos, y que sepan vivir en un mundo real.
Los ídolos que han caído son el claro ejemplo de que la gloria es efímera y que incluso quienes parecen intocables, pueden llegar a perderlo todo si no saben administrar el éxito. Deberíamos empezar a entender que el éxito sin una preparación es como una llama encendida en mitad de un vendaval: puede iluminar durante un instante, pero si no sabes protegerla, acabará consumiéndose. Y es que, en el deporte donde la fama llega de golpe y todo transcurre a toda velocidad, esa llama se acaba apagando demasiado rápido.
Por todo esto, los deportistas necesitan empezar a entrenar su mente, sus emociones y su entorno. Porque el éxito es un arma de doble filo: puede llevarte a la cima o dejarte solo en la ruina. La historia, una y otra vez, nos ha demostrado que quien no aprende a cuidar su éxito, acaba siendo víctima de él.