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El silencio que grita en el deporte

En esta columna de opinión del 09/05/2025, habló sobre la depresión en el mundo del deporte.

En las victorias, todo son sonrisas. En las portadas vemos abrazos, medallas y esa felicidad que consigue envolverlo todo. Desde fuera parece que los deportistas viven la vida perfecta, es muy común escuchar en las calles: “Claro como tienen dinero y fama, así cualquiera”. Pero la verdad es que muy pocos se paran a pensar lo que le ocurre a los deportistas, cuando se apagan los focos. Cuando terminan los entrenamientos, cuando se quedan solos en la pista, cuando logran todos los objetivos que se han marcado para intentar calmar una mente cansada. Porque sí, los deportistas también son humanos, también tienen sentimientos y hay momentos en los que, aunque lo tengan “todo”, se sienten perdidos.

 

Es complicado imaginar que alguien que lo ha conseguido “todo” no pueda tener fuerzas para levantarse de la cama para seguir compitiendo. La realidad es que la depresión no entiende ni de victorias ni de logros. Es el silencio más ruidoso; nadie la oye, pero te acaba consumiendo por dentro.

 

Son muchos los deportistas que durante estos años han confesado haber padecido esta enfermedad y haber visto un pozo sin fondo. Uno de ellos Michael Phelps, el mejor nadador de toda la historia con 23 medallas de oro olímpicas, fue uno de los primeros deportistas que tras los Juegos Olímpicos de 2012 llegó a confesar: “Hubo momentos en los que no quería seguir vivo”.

 

Simone Biles, llegó a renunciar en los Juegos Olímpicos para priorizar su salud mental, Andrés Iniesta, tras conseguir ser el hombre más querido en España tras darnos nuestra primera Copa del Mundo, también tuvo que enfrentarse a una depresión muy profunda que nadie supo ver.

 

En los últimos meses, la depresión ha sido el azote del tenis español, primero fue Bernabé Zapata que tras alcanzar en 2023 el puesto 37 del Ranking ATP, el mejor de su carrera, entró en una profunda depresión, donde le llegó a decir a su mujer: “No quiero ir a jugar, no puedo más”. La española Sara Sorribes tras ayudar al combinado español a meterse en las finales de Billie Jean King Cup anunciaba que se marchaba una temporada: “Necesito parar, he perdido la ilusión por entrenar”.

 

¿Por qué todavía cuesta tanto hablar de la salud mental en el deporte?

 

¿Por qué en un mundo donde todo está medido, no se mide el bienestar de las personas?

 

Vivimos en una sociedad donde aún parece que ir al psicólogo o decir que no estás bien es cosa de débiles. Y no debería ser así.  Deberíamos empezar a entender, sobre todo los deportistas, que, aparte de entrenar el cuerpo, hay que entrenar la cabeza, para poder conseguir tener una mente en paz.

 

Todo deportista debería incluir en su plan de entrenamiento diario, un entrenamiento emocional, incluso hablar con un especialista, para poder llegar a aprender que tanto en el deporte como en la vida, hay días buenos en los que todo es alegría y felicidad, pero también hay días en los que la oscuridad y la sombra se apoderan de ti.

 

Porque en los días en los que no te puedes levantar de la cama, debemos aprender a levantar la mano y pedir ayuda, porque ser fuerte no es hacerte el duro y mostrar que no te caes, ser fuerte es caer y levantarse y en el caso de que tu solo no puedas, ser fuerte es levantar la voz y pedir ayuda, porque la gente que te rodea, es tu principal ayuda para mejorar tu salud emocional.

 

Me gustaría hacer un llamamiento a aquellas personas que alguna vez han sentido que no pueden más, que la ansiedad les gana, que el miedo les pesa, y decirles que no están solos. Todos en algún momento, hemos llegado a tener ese pensamiento de “no puedo más, no puedo con esto”. Y reconocerlo no es de débiles, al contrario, es el primer paso para volver a levantarse.

 

Me gustaría que este artículo sirva para ayudar a todas aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad mental y recordar que cuando entrenas el trabajo mental, también estás compitiendo, pero sobre todo estás ganando.

 

Porque el éxito no está en conseguir medallas, sino en atreverse a pedir la ayuda necesaria cuando todo pesa. Empecemos a hablar de la salud mental, solo así dejaremos de convertirla en un tema tabú. Porque solo así, algún día, los focos iluminaran también a las personas que se dedican a luchar en silencio.